El padre del teléfono móvil, el ingeniero norteamericano Martin Cooper, auguró un futuro para el aparato de su invención basado en la acumulación de varios dispositivos con distintas utilidades que cambiarán "aún más" la vida de los cuatro mil millones de usuarios.
Cooper se manifestó así en rueda de prensa en la ciudad española de Oviedo, donde el próximo viernes recibirá el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, que comparte con su compatriota Ray Tomlinson, considerado el inventor del correo electrónico.
"La tecnología inalámbrica, además de darnos la libertad de estar en cualquier lugar, entretiene, educa y el futuro será aún más maravilloso", aseguró el hombre que, en 1973, realizó la primera llamada desde un teléfono portátil a un ingeniero de una empresa competidora para ponerle al tanto de su descubrimiento.
Cooper recordó que, durante su etapa en Motorola, la empresa que desde finales de la década de los años cincuenta investigaba sobre la telefonía, y una vez desarrollada la tecnología que garantizaba su funcionamiento, se encontró con el escepticismo que despierta "cualquier idea novedosa".
Incluso diez años después, cuando comenzaron a comercializarse los primeros móviles, un "caballero" inglés le advirtió de que los americanos como él eran muy aficionados a los 'gadgets' tecnológicos, pero que en Londres "no habría más de dos mil personas" dispuestas a usarlo y que no lo haría "ningún inglés que se precie".
"Hay que hacer caso omiso de los escépticos" , subrayó Cooper, que compareció ante los periodistas portando uno de los primeros teléfonos móviles que desarrolló, un aparato de casi un kilo de peso bautizado en su momento como "El ladrillo" y cuyas primeras unidades se vendieron en Estados Unidos a casi cuatro mil dólares.
A su juicio, la tecnología inalámbrica puede tener un uso "inadecuado e incluso peligroso, como cualquier otra" , pero los aspectos positivos de disponer de la libertad de "no estar atrapados en casa o en el trabajo" superan con holgura a los negativos.
De cara al futuro, el ingeniero estadounidense, nacido en 1928 en Chicago, pronostica el desarrollo de usos hasta ahora poco desarrollados para los móviles, como su uso comercial para pagar una factura o sacar dinero de un banco, ya que aún no se ha desarrollado una tecnología en este área que resulte "cómoda para la gente".
No obstante, en su opinión, una de las principales áreas de desarrollo de la telefonía será la de la salud mediante terminales conectadas a un parche que registre las constantes vitales del usuario y las remita al ordenador de un centro sanitario, lo que permitiría, por ejemplo, evitar multitud de muertes por infarto.
"Eso sería una revolución para la sanidad" a la que, recordó, los Estados destinan entre el 15 y el 20 por ciento de su PIB para curar enfermedades que, en algunos casos, podrían prevenirse.
Cooper, el primero de los ocho galardonados con los Premios Príncipe de Asturias 2009 en llegar a Oviedo, fue distinguido junto a Tomlinson por el desarrollo de unas tecnologías que han contribuido "de manera decisiva al avance del conocimiento".
El ingeniero estadounidense agradeció además el galardón, para el que fue propuesto por el 'padre' de Internet, Vinton Cerf, y de cuya importancia, aseguró, no fue consciente hasta que habló con sus alumnos.
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